jueves, 11 de abril de 2013

PRINCIPIO Y FIN


Era una mañana soleada y fresca y, como siempre, Marta se despertaba  de la cama, se duchaba y desayunaba y estaba lista para ir al trabajo. Vestida con un conjunto de chaqueta y pantalón negro que resaltaba su estilizada figura, un gorro que cubría su larga melena morena y unas gafas de sol que tapaban sus hermosos ojos azules, se disponía a coger su coche, un flamante BMW marrón, para ir al trabajo.

Marta era licenciada en publicidad y trabajaba para una importante compañía publicitaria. Era la número uno de su empresa, le apodaban “la tigresa” y todo lo que se proponía lo conseguía. Era admirada y querida por sus compañeros y familia, era una chica sociable, amable y cariñosa y todos la adoraban.

Una noche, Marta quedó con sus amigas para ir de discoteca. Deslumbrante con un conjunto gris corto y tan a la moda como ella iba siempre, entró en compañía de sus amigas dentro de la discoteca, en la que abundaban la gente y toda la pista estaba rodeada de luces de colores acompañada de una música rápida y ruidosa, la cual, todos los que estaban en la pista seguían dicha música bailando como locos.

Al llegar a la barra, pidió un cubata; al preguntar al camarero cuánto era, se escucha una voz que decía:-a ésta invito yo-.

Marta se giró y vio a un chico alto, moreno, de ojos marrones, con mirada angelical.  Pensaba que era el hombre más guapo que había visto en su vida.

-Muchas gracias-.Dijo Marta

-Me llamo Antonio-. Contestó el chico.

-Yo Marta-.Contestó ella

Estuvieron charlando largo y tendido durante toda la noche. Tras despedirse, él le dio su número de teléfono y se marchó.

Al día siguiente, Marta dudaba si llamar a Antonio. Se armó de valor, le llamó y quedaron para tomar café. Tras una agradable tarde, Antonio le invitó a su piso a tomar una copa. Tras unas risas, se miraron fijamente y se besaron dando paso ese beso a una desenfrenada noche de amor y sexo bajo los edredones de color blanco de la gran cama de Antonio, en el que los dos jóvenes dieron rienda suelta a su pasión.

Pasaron los meses, y la relación entre Marta y Antonio iba consolidándose, hasta tal punto que, en una noche de cena romántica en un restaurante, Antonio dio un paso que sería decisivo en sus vidas. Sacó del bolsillo una pequeña caja y se la dio a Marta, la cual puso cara de asombro cuando vio lo que había en el interior de dicha caja

-Marta, ¿quieres casarte conmigo?-dijo Antonio

-Oh dios mío- dijo Marta con los ojos llenos de lágrimas-. –Claro que sí, ¡si quiero!-exclamó llena de emoción-. Y los dos se dieron un largo beso con los clientes del restaurante como testigos.

Un año después, Marta y Antonio se dieron el sí quiero, en una preciosa iglesia, adornada de pétalos de rosas blancas en el suelo sobre una enorme alfombra roja donde la novia paseó orgullosa, cogida del brazo de su padre, hacia el altar. Tras la ceremonia, se produjo un gran banquete lleno de amigos y familiares donde todos comieron, bebieron y bailaron hasta el amanecer.

 Unos meses después en el trabajo, Marta se encontraba rara, se sentía como débil y fue al médico. Para su sorpresa, estaba embarazada, algo que la joven no esperaba, y corriendo, fue a casa a darle la gran noticia a su marido

-Cariño- dijo ella con nerviosismo-.Estoy embarazada.

-¡Oh dios mío!-dijo él con gran alegría-. Que feliz me haces.- esto hay que celebrarlo. Aunque tienes que tener cuidado que los primeros meses ya sabes como son. Creo que deberías darte de baja en el trabajo por si las moscas

-Anda ya exagerado-.Dijo Marta con tono de poca preocupación-.Que estoy embarazada, no moribunda.

-Mira que eres tonta- dijo Antonio con tono más serio-Tienes que darte de baja, que si no, va a ser peor

-Anda calla, calla, no seas tonto y déjate de estupideces.-Dijo Marta con una media sonrisa-.Que no va a pasar nada.

-¡A mí no me llames tonto!-Dijo Antonio-. Y acto seguido, le pego un tortazo en la cara.

En ese momento, Marta no supo cómo reaccionar, se quedó inmóvil, no esperaba esta reacción por parte de Antonio. Tras el tortazo, Antonio le cogió del pelo a Marta y exclamó:-¡soy tu marido y me debes obediencia y respeto!

Con el tiempo, esas situaciones de violencia se daban día tras día. Marta dejó el trabajo, solo vivía por y para Antonio. Pensó que tras el embarazo, la situación sería distinta y todo volvería a la normalidad, pero no más lejos de la realidad, la situación no cambió. Marta recibía palizas día tras día, lloraba y gritaba de dolor mientras sentía los fuertes golpes que su marido le daba en todo el cuerpo. Su actitud cambió: ya no era esa chica alegre y extrovertida de antaño, apenas se relacionaba con nadie, no tenía apenas amigos y con su familia procuraba ser discreta para que no sospecharan nada.

Una tarde, su madre se quedó con ella ayudando a cuidar su hijo y cuando ella fue a cambiarse, su madre le vio unos moratones en la espalda

-Hija ¿cómo te has hecho eso?-Exclamó la madre con cara de pánico

-Nada mamá-Contestó ella- Se me cayó un jarrón que tenía en el estante de arriba en la espalda.

-Hija mía, mírame a los ojos y dime que eso es verdad-dijo la madre, que ya desde hace tiempo sospechaba de la situación de maltrato que vivía su hija.

-No mamá, te he mentido-. Dijo Marta y rompió a llorar.-Ya no aguanto más mamá, necesito que me ayudes, mi vida es un infierno.

-Hija¿tu marido te pega?-Preguntó la madre de manera clara y concisa

-Si mamá-contestó Marta entre lágrimas-.ya no puedo más, quiero morirme mamá, quiero morirme-.chillaba Marta mientras abrazaba fuertemente a su madre.

Su madre empezó a hacerle las maletas a ella y a su hijo. Marta no tenía fuerzas, estaba destrozada;entonces, las dos mujeres cogieron el coche y se dirigieron a la casa de los padres de Marta.

Tras llegar del trabajo, Antonio entró en la casa y vio que ni Marta ni su hijo estaban en casa, ni tampoco sus cosas. Con furia, empezó a tirar cosas y a destrozar todo lo que vio en la casa. A continuación, cogió el coche y se presentó en casa de los padres de Marta. Llamó al timbre, una y otra vez y el padre de Marta se asomó:

-¡Que quieres mal nacido!!-Contestó el padre de Marta-.

-¡Quiero ver a mi mujer, que salga ya!-Contestó Antonio con furia

-Aquí no eres bien recibido, vete o llamaremos a la policía-dijo la madre de Marta-.

-Marta, no me hagas esto, eres mi mujer, no puedes abandonarme.-dijo Antonio medio llorando.-Eres mía, me perteneces-.

-Estoy llamando a la policía-. Dijo la madre de Marta.-¡vete Antonio!-.

-¡Hija de puta!-chilló Antonio.-Esto no va a quedar así, te juro que te las haré pagar muy caro, ¡te matare!.-. A continuación cogió el coche y se marchó.

Marta estaba en el salón escuchando todo, estaba temblorosa, no podía articular palabra

-Hija-.dijo el padre.-Deberías denunciarle.-No debe darte vergüenza, tienes que ser valiente, pase lo que pase, tu madre y yo siempre estaremos contigo y te apoyaremos a ti y a tu hijo-.

-Gracias papá-.Dijo Marta, tras recuperar el habla-.Mañana mismo lo haré-.

Y así fue, Marta, acompañada de sus padres, puso una demanda a Antonio por malos tratos. Meses después, el juicio se celebró, un juicio largo y lleno de dolor por tener que recordar esos malos momentos vividos, pero finalmente el juicio fue ganado por Marta y Antonio fue condenado y llevado a la cárcel.

Han pasado 10 años. Marta ha vuelto a su vida, es otra vez esa chica, alegre, amiga de sus amigos y ha vuelto a su trabajo donde, gracias a su labor, ha conseguido llegar a ser directiva de la empresa donde trabaja. Gana un buen sueldo y con él, ha creado una casa de acogida en donde da cabida a mujeres que, como ella, han sufrido episodios de malos tratos, pero que por desgracia, no han tenido la suerte que tuvo ella. Es feliz con su nueva vida, con su hijo que ya tiene 10 años y ha vuelto a descubrir el amor con un hombre de gran corazón llamado Carlos, psicólogo de profesión, con el que se ha casado, tiene una hija y trabaja dirigiendo con ella la casa de acogida que ha fundado.

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