Era una mañana soleada y fresca y, como siempre,
Marta se despertaba de la cama, se
duchaba y desayunaba y estaba lista para ir al trabajo. Vestida con un conjunto
de chaqueta y pantalón negro que resaltaba su estilizada figura, un gorro que
cubría su larga melena morena y unas gafas de sol que tapaban sus hermosos ojos
azules, se disponía a coger su coche, un flamante BMW marrón, para ir al
trabajo.
Marta era licenciada en publicidad y trabajaba para
una importante compañía publicitaria. Era la número uno de su empresa, le
apodaban “la tigresa” y todo lo que se proponía lo conseguía. Era admirada y
querida por sus compañeros y familia, era una chica sociable, amable y cariñosa
y todos la adoraban.
Una noche, Marta quedó con sus amigas para ir de
discoteca. Deslumbrante con un conjunto gris corto y tan a la moda como ella
iba siempre, entró en compañía de sus amigas dentro de la discoteca, en la que
abundaban la gente y toda la pista estaba rodeada de luces de colores
acompañada de una música rápida y ruidosa, la cual, todos los que estaban en la
pista seguían dicha música bailando como locos.
Al llegar a la barra, pidió un cubata; al preguntar al
camarero cuánto era, se escucha una voz que decía:-a ésta invito yo-.
Marta se giró y vio a un chico alto, moreno, de ojos
marrones, con mirada angelical. Pensaba
que era el hombre más guapo que había visto en su vida.
-Muchas gracias-.Dijo Marta
-Me llamo Antonio-. Contestó el chico.
-Yo Marta-.Contestó ella
Estuvieron charlando largo y tendido durante toda la
noche. Tras despedirse, él le dio su número de teléfono y se marchó.
Al día siguiente, Marta dudaba si llamar a Antonio.
Se armó de valor, le llamó y quedaron para tomar café. Tras una agradable
tarde, Antonio le invitó a su piso a tomar una copa. Tras unas risas, se
miraron fijamente y se besaron dando paso ese beso a una desenfrenada noche de
amor y sexo bajo los edredones de color blanco de la gran cama de Antonio, en
el que los dos jóvenes dieron rienda suelta a su pasión.
Pasaron los meses, y la relación entre Marta y
Antonio iba consolidándose, hasta tal punto que, en una noche de cena romántica
en un restaurante, Antonio dio un paso que sería decisivo en sus vidas. Sacó
del bolsillo una pequeña caja y se la dio a Marta, la cual puso cara de asombro
cuando vio lo que había en el interior de dicha caja
-Marta, ¿quieres casarte conmigo?-dijo Antonio
-Oh dios mío- dijo Marta con los ojos llenos de
lágrimas-. –Claro que sí, ¡si quiero!-exclamó llena de emoción-. Y los dos se
dieron un largo beso con los clientes del restaurante como testigos.
Un año después, Marta y Antonio se dieron el sí
quiero, en una preciosa iglesia, adornada de pétalos de rosas blancas en el
suelo sobre una enorme alfombra roja donde la novia paseó orgullosa, cogida del
brazo de su padre, hacia el altar. Tras la ceremonia, se produjo un gran
banquete lleno de amigos y familiares donde todos comieron, bebieron y bailaron
hasta el amanecer.
Unos meses
después en el trabajo, Marta se encontraba rara, se sentía como débil y fue al
médico. Para su sorpresa, estaba embarazada, algo que la joven no esperaba, y
corriendo, fue a casa a darle la gran noticia a su marido
-Cariño- dijo ella con nerviosismo-.Estoy
embarazada.
-¡Oh dios mío!-dijo él con gran alegría-. Que feliz
me haces.- esto hay que celebrarlo. Aunque tienes que tener cuidado que los
primeros meses ya sabes como son. Creo que deberías darte de baja en el trabajo
por si las moscas
-Anda ya exagerado-.Dijo Marta con tono de poca
preocupación-.Que estoy embarazada, no moribunda.
-Mira que eres tonta- dijo Antonio con tono más
serio-Tienes que darte de baja, que si no, va a ser peor
-Anda calla, calla, no seas tonto y déjate de
estupideces.-Dijo Marta con una media sonrisa-.Que no va a pasar nada.
-¡A mí no me llames tonto!-Dijo Antonio-. Y acto
seguido, le pego un tortazo en la cara.
En ese momento, Marta no supo cómo reaccionar, se
quedó inmóvil, no esperaba esta reacción por parte de Antonio. Tras el tortazo,
Antonio le cogió del pelo a Marta y exclamó:-¡soy tu marido y me debes
obediencia y respeto!
Con el tiempo, esas situaciones de violencia se
daban día tras día. Marta dejó el trabajo, solo vivía por y para Antonio. Pensó
que tras el embarazo, la situación sería distinta y todo volvería a la
normalidad, pero no más lejos de la realidad, la situación no cambió. Marta
recibía palizas día tras día, lloraba y gritaba de dolor mientras sentía los
fuertes golpes que su marido le daba en todo el cuerpo. Su actitud cambió: ya
no era esa chica alegre y extrovertida de antaño, apenas se relacionaba con
nadie, no tenía apenas amigos y con su familia procuraba ser discreta para que
no sospecharan nada.
Una tarde, su madre se quedó con ella ayudando a
cuidar su hijo y cuando ella fue a cambiarse, su madre le vio unos moratones en
la espalda
-Hija ¿cómo te has hecho eso?-Exclamó la madre con
cara de pánico
-Nada mamá-Contestó ella- Se me cayó un jarrón que
tenía en el estante de arriba en la espalda.
-Hija mía, mírame a los ojos y dime que eso es
verdad-dijo la madre, que ya desde hace tiempo sospechaba de la situación de
maltrato que vivía su hija.
-No mamá, te he mentido-. Dijo Marta y rompió a
llorar.-Ya no aguanto más mamá, necesito que me ayudes, mi vida es un infierno.
-Hija¿tu marido te pega?-Preguntó la madre de manera
clara y concisa
-Si mamá-contestó Marta entre lágrimas-.ya no puedo
más, quiero morirme mamá, quiero morirme-.chillaba Marta mientras abrazaba
fuertemente a su madre.
Su madre empezó a hacerle las maletas a ella y a su
hijo. Marta no tenía fuerzas, estaba destrozada;entonces, las dos mujeres
cogieron el coche y se dirigieron a la casa de los padres de Marta.
Tras llegar del trabajo, Antonio entró en la casa y
vio que ni Marta ni su hijo estaban en casa, ni tampoco sus cosas. Con furia, empezó
a tirar cosas y a destrozar todo lo que vio en la casa. A continuación, cogió
el coche y se presentó en casa de los padres de Marta. Llamó al timbre, una y
otra vez y el padre de Marta se asomó:
-¡Que quieres mal nacido!!-Contestó el padre de
Marta-.
-¡Quiero ver a mi mujer, que salga ya!-Contestó
Antonio con furia
-Aquí no eres bien recibido, vete o llamaremos a la
policía-dijo la madre de Marta-.
-Marta, no me hagas esto, eres mi mujer, no puedes
abandonarme.-dijo Antonio medio llorando.-Eres mía, me perteneces-.
-Estoy llamando a la policía-. Dijo la madre de
Marta.-¡vete Antonio!-.
-¡Hija de puta!-chilló Antonio.-Esto no va a quedar
así, te juro que te las haré pagar muy caro, ¡te matare!.-. A continuación cogió
el coche y se marchó.
Marta estaba en el salón escuchando todo, estaba
temblorosa, no podía articular palabra
-Hija-.dijo el padre.-Deberías denunciarle.-No debe
darte vergüenza, tienes que ser valiente, pase lo que pase, tu madre y yo
siempre estaremos contigo y te apoyaremos a ti y a tu hijo-.
-Gracias papá-.Dijo Marta, tras recuperar el
habla-.Mañana mismo lo haré-.
Y así fue, Marta, acompañada de sus padres, puso una
demanda a Antonio por malos tratos. Meses después, el juicio se celebró, un
juicio largo y lleno de dolor por tener que recordar esos malos momentos
vividos, pero finalmente el juicio fue ganado por Marta y Antonio fue condenado
y llevado a la cárcel.
Han pasado 10 años. Marta ha vuelto a su vida, es
otra vez esa chica, alegre, amiga de sus amigos y ha vuelto a su trabajo donde,
gracias a su labor, ha conseguido llegar a ser directiva de la empresa donde
trabaja. Gana un buen sueldo y con él, ha creado una casa de acogida en donde
da cabida a mujeres que, como ella, han sufrido episodios de malos tratos, pero
que por desgracia, no han tenido la suerte que tuvo ella. Es feliz con su nueva
vida, con su hijo que ya tiene 10 años y ha vuelto a descubrir el amor con un
hombre de gran corazón llamado Carlos, psicólogo de profesión, con el que se ha
casado, tiene una hija y trabaja dirigiendo con ella la casa de acogida que ha
fundado.
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